⛈️ El hombre que supuraba nubes negras
Relato de Isabel Nogales
Hoy le cedo el teclado a una invitada muy especial.
Me tiene enganchada a su serie de historias en Tinder y hace unas semanas me invitó a que contara la mía.
Esta es la historia :)
Si no la conoces, este es su perfil. Espero que os guste y que os paséis por aquí a cotillear y suscribiros 🙃
Os dejo con ella.
Cuando Alba me sugirió escribir en el El ingrediente secreto me dije, ¿qué puedo escribir que pueda gustar a los fieles lectores de Alba? Y, automáticamente, se me vino esta historia a la memoria. Como digo siempre en mis historias de los jueves: “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia” 😉 Así que te dejo que desentrañes si es cierto, si has tenido la “suerte” de encontrarte con personas como esta o si es pura comedia-ficción.
Muchas, muchas gracias Alba por invitarme a escribir en tu casa.
Es todo un HONOR 😁😍❤️
⛈️ El hombre que supuraba nubes negras
Esta historia empieza en happn, una aplicación de citas que desde su inicio dejaba mandar mensajes de voz. Y fue un mensaje de voz lo que me envió César para iniciar la conversación. Desde el inicio quedé cautivada por su voz sensual, melancólica y profunda a la par que provocadora. Me gustaría recordar que me dijo exactamente, pero al escucharlo quedaron nublados mis sentidos. Me había atrapado completamente.
Me reconozco fono sexual. Al principio, pensaba que era una rareza, pero hablando con otras personas, también les pasa ¿Hay alguien por aquí a quien le pase? 🤔 Algo curioso es que cada vez que lo he dicho en alto delante de amigos, se ha producido un intento involuntario de agravar, profundizar y “sensualizar” su voz.
Sin embargo, a pesar de lo que esta pequeña confesión pueda provocar, no es así como funciona. No me voy a tirar al cuello de nadie porque tenga la voz más provocadora y sexy que haya escuchado nunca. Eso sí, a veces la voz ha sido un elemento determinante a la hora de sentirme atraída o no por una persona. Y en este caso, lo fue.
Hecha esta breve explicación, después de ese mensaje, César tenía toda mi atención; yo aprovechaba cada pequeña excusa para instarle a que se explayase a través de un mensaje de voz para explicar sus razonamientos. Y cuando, más tarde, empecé a escucharle en vivo, no podía dejar de mirar sus labios embelesada mientras dejaba que cada una de sus palabras se deslizase sin permiso hasta lo más hondo de mi mente. Entraban solas…
Resultó que no sólo su voz, sino también su forma de expresarse y de razonar me encantaba. No obstante, había una pequeña cosilla que rechinaba un poco en este bonito universo que estábamos construyendo en torno a su voz, su tendencia a acaparar la conversación -suerte la mía- y mi embelesamiento sin límites por cada palabra que salía de su boca. Ese detallito era que, para cada propuesta, comentario o solución, había siempre un problema o algo “malo” que mi inocente mentalidad no había contemplado. Siempre que había alguna opinión que dar, esta tendía claramente al más puro dramatismo.
— Me voy a Marrakech.
— Puff…es de los destinos más sucios, calurosos y agobiantes que podrías escoger, mejor no iría, lo vas a aborrecer.
— Pero llevo mucho tiempo con ganas de ir, no creo que sea para tanto.
— Tú misma, si quieres que te roben y te violen.
Nota al lector: cuando fui tiempo después, me encantó.
— Estoy pensando en apuntarme a un curso de escritura creativa.
— Déjalo, Isabel, tú eres abogada, una abogada no puede ser escritora. ¿Escritura creativa? Qué memez, eso déjanoslo a los periodistas y escritores de verdad, que yo esté escribiendo un libro no significa que lo pueda escribir cualquiera.
Planchazo total: ¿Qué le dices en ese momento por muy preciosa que sea su voz?
— He encontrado un piso que me flipa.
— ¿Con lo caros que están los intereses ahora? ¡Tu estás loca! ¿Te vas a meter ahora en una hipoteca?
Nota mental: Pues nada, también será un experto en Economía y Finanzas…¡Madre mía, no hay cosas que este chico no sepa!
Y esto son sólo algunos ejemplos, porque la verdad es que no había expresión, comentario, situación o decisión que no negativizase. Empezaba a ser cansado. Esa maravillosa voz, no podía ser lo único que justificase soportar esa nube negra que tenía como personalidad.
Otro de los detalles curiosos del sujeto es que no tomaba una decisión, sin someterla al consejo de su pequeña sobrina de 5 años. La niña era un primor, como diría mi Abuela, y la estaba trastornando para que se convirtiera en un ser de lo más negativo.
Esa primera impresión inicial de la adorable relación con su sobrina se fue transformando en un “a este no hay por donde cogerle, va a malograr a la chiquilla.”
Este tipo de sujetos se convierte en el mejor captador de clientes para un psicólogo, esto serán después años de terapia.
Recuerdo en un paseo por el Retiro como desinfló de un plumazo la ilusión de Teresita por darle de comer a los patos. Con su bolsita de migas en la mano, se acercó emocionada al estanque para alimentarlos. Apenas lanzó los primeros trozos de pan, él, con su habitual tono de suficiencia, le explicó condescendientemente que no debía hacerlo, que era perjudicial para los animales y hasta ilegal en algunos casos. Su voz, esa preciosa voz, hizo que la pobre bajara la mirada y apretara la bolsa contra el pecho. En un instante, toda su ilusión se esfumó, y el paseo, que había comenzado entre risas y carreras, terminó con un silencio pesado.
Su voz empezaba a parecerme cada vez más y más desagradable, el cada vez más y más feo y su aura más y más negra.
Nota: sí, creo en el aura y en la energía que desprende y que transmite cada persona al entrar en una habitación. Y la suya era muy oscura y densa.
Para más inri, tiempo después de soltarme la tremenda lindeza de que una abogada no puede escribir (y leedme, aquí estoy escribiendo, aunque quizá no desde la atalaya del profeta de la negatividad), descubrí algo que rozaba lo irónico. Al encontrarnos con una compañera suya, supe que aquel tipo se dedicaba a escribir horóscopos y que jamás había escrito un libro en su vida, ni siquiera lo tenía en proyecto.
Considero la escritura de horóscopos una profesión tan digna como cualquier otra; es más, puede inspirar, arrojar luz en momentos de duda o ser ese “clic” revelador según cómo lo interprete cada persona. Pero que alguien que se había erigido en paradigma del escritor divino, en un plano superior al que los meros mortales no podemos aspirar, se permitiera dictar quién puede o no escribir, me pareció, cuanto menos, absurdo.
El encuentro con su compañera me brindó la oportunidad de preguntarle si tenía conocimientos de astrología o cómo interpretaba y escribía lo que los astros deparaban para cada signo. Su respuesta fue reveladora: tras reírse de una disciplina en la que muchos invierten años de estudio y experiencia—y que ha sido utilizada por grandes líderes a lo largo de la historia, tanto antigua como reciente—, confesó que se los inventaba por completo. Los redactaba como si fueran una sección de sucesos, que era la que había manejado hasta entonces en sus anteriores trabajos.
No sé si fue llevar la sección de sucesos la que detonó que su carácter se volviera una nube negra emborronada, pero a mí, el horóscopo de ese día me dijo:
Tauro ♉
20 abril-20 de mayo
Hay una persona que te está sacando de tu eje. No te dejes llevar por la nube negra que lo acompaña. Tu eres uno de los seres más positivos de la carta. Resiliente por excelencia. Huye antes de que no haya vuelta atrás. Astro consejo: cuida los pensamientos que dejas entrar en tu mente.
Y una, que es fan de leer los horóscopos, escuchar las predicciones astrológicas y descubre, de vez en cuando, que misterios nos desvelan las cartas del tarot, no pudo más que hacer caso a la predicción semanal y decir:
- ¡Hasta luego Cenizo! Mmm….digo, César.
Espero que os haya gustado y que sigáis a Isabel.
Y ahora, solo para los suscriptores de pago, os cuento cómo va el nuevo libro y os dejo el microrrelato de esta semana.
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